Ya sea en las pistas de los Juegos Paralímpicos o posando en bañador en las playas de Aruba, la «rider» americana Brenna Huckaby quiere que todo el mundo sea consciente de que no se deja intimidar. No es de las que se corta, ni le da vergüenza mostrar su pierna amputada a causa de un osteocarcoma.
Huckaby quiere que el mundo conozca su historia y por eso decidió convertirse en la primera atleta paralímpica en posar para «Sport Illustrated». Ahora tiene 22 años, es campeona del mundo de snowboard adaptado y aspira a la medalla de oro en Pyeongchang, pero su vida bien podría haber cambiado cuando era adolescente. En 2010 le diagnosticaron un cáncer de huesos que le costó la pierna, pero, en vez de hundirse, un mes después de la operación decidió abandonar su Luisiana natal para mudarse a Salt Lake City.
Aquel no fue un momento fácil para ella, aunque lo logró superar. Ir cada día al instituto con una pierna protésica no es algo sencillo y su experiencia fue una de las motivaciones que le llevó a posar para la revista, por si alguna chica joven la veía y le podía servir de ejemplo. «No recuerdo a muchas mujeres que hayan posado a este nivel en una revista o en televisión, de una manera tan sexy teniendo una discapacidad», comenta en una entrevista a “The Salt Lake City Tribune”.
También se muestra sin pudor en las redes sociales, donde luce habitualmente la cicatriz que tiene en el pecho por culpa del cáncer. Justo al lado, le acompaña un tatuaje con el número 850460, la cifra que nunca olvidará y que ha querido que vaya con ella siempre. Su registro médico le recuerda cada día que ya no es un simple número y que consiguió sobrevivir al cáncer.
En buena medida, la tabla de snowboard ayudó a Huckaby a superar el trauma de su amputación. En 2013 empezó a competir y después de un par de temporadas de éxitos decidió tomarse un descanso en su carrera para dar a luz a su hija Lilah, que ahora tiene dos años. La estadounidense no tardó en volverse a recuperar del parto y a los pocos meses ya estaba otra vez sobre la tabla para preparar el Mundial de 2017, en el que se proclamó campeona de snowboard cross y banked slalom.
Ahora llega a Pyeongchang con ganas de seguir superándose, con la esperanza de que su hija la tome como modelo en algún momento. «Todo esto lo hago por ella, para que vea que todo es posible sin importar lo que te pase, mientras sigas adelante y trabajes duro», asegura.
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